El lugar de trabajo es, para muchos, una especie de cárcel a la que cada día deben acudir obligados para poner ganarse el sustento. Sobre todo si estamos en una oficina, trabajar en un espacio cerrado puede convertirse, efectivamente, en algo muy desalentador. Pero no tiene porqué ser siempre así. De hecho, tener un espacio de trabajo limpio y ordenado nos ayudará a tomarnos nuestra tarea de una manera mucho más liviana. Así, también tendremos más facilidad para encontrar informes, papeles o cualquier herramienta que necesitemos en nuestro trabajo. Esto del orden depende mucho de la persona, y algunos incluso afirman que son ordenados “a su manera”, con una especie de esquema caótico que solo ellos entienden. Si trabajamos en una oficina con otras personas, mantener limpio nuestro lugar de trabajo es lo menos que podemos hacer, por deferencia a ellos y a nosotros mismos.
Pero también se puede dar el caso, bastante común en los últimos tiempos, de que estemos trabajando desde casa. Con el tema de la pandemia por Covid muchas empresas se apuntaron forzosamente a esto del teletrabajo, mandando a sus empleados a casa, en los puestos que podían. Desde allí solo necesitaban un portátil y una buena conexión a Internet para realizar el trabajo de oficina que acostumbraban. Pero estamos en las mismas. Si pasas a trabajar desde casa y piensas que es solo por un tiempo, no te importará ponerte en cualquier lado. En la mesa del salón, por ejemplo, la misma donde comes. Incluso en la cama, si encuentras la postura adecuada para escribir bien desde allí… Tener tu propio lugar fijo de trabajo, idealmente que solo sirva para eso, como un estudio o una habitación aparte, sería lo perfecto. Así podrías dedicarte a decorarlo y prepararlo como más te guste, y sería tu propio santuario. Limpio y ordenado, eso sí, porque de esa manera todo luce mucho mejor.
Una de las principales razones para tener nuestro puesto de trabajo libre de suciedad, papeles y envoltorios es dar una imagen de profesionalidad. No queda demasiado bien llegar a una oficina y encontrar el escritorio de un trabajador como si hubieran volcado una papelera en él. ¿Recuerdas al personaje del informático en Parque Jurásico, y cómo tenía su escritorio de trabajo? Pues eso es justo lo que hay que evitar, especialmente si estás compartiendo oficina con otras personas. Conseguir que tu puesto de trabajo esté limpio ayudará a dar un aire más profesional, no solo a los demás, sino también a ti mismo. Te recordará que estás en un trabajo, no en el salón de tu casa. Y aunque lo estés, de hecho, tampoco deberías llenarlo todo de basura, porque es algo poco higiénico, la verdad.
Cuando hablamos de limpiar el puesto de trabajo nos referimos no solo a pasar una bayeta con agua de vez en cuando y quitar la basura acumulada de encima de la mesa donde trabajemos. Esa es una parte importante, sin duda, pero también debemos mantener la limpieza y el orden en cuanto a lo que tengamos sobre la mesa. ¿Es necesario tener ese reloj? ¿El móvil a nuestro lado, parpadeando cada pocos segundos? Si podemos evitar distracciones de ese tipo, mejor que mejor. Cuanto más aséptico sea nuestro puesto de trabajo mejor nos concentraremos en lo que realmente importa: trabajar. Concentrarnos en la pantalla del ordenador y en el trabajo que debemos realizar, sin que haya libros o papeles inservibles de por medio. El orden trae el equilibrio, y con él, también la eficiencia.
¿Y qué ocurre cuando somos más eficientes en nuestro trabajo? Que nuestro rendimiento también aumenta. Pasamos de ser simples trabajados que lo hacen más o menos bien a auténticas máquinas que saben cómo llevar a cabo el trabajo de la mejor manera posible. Sin distracciones, sin objetos o papeles de por medio. Solo nosotros y nuestro ordenador, concentrados en la misión de sacarle el máximo provecho a nuestras horas de trabajo. La sensación misma de ser eficientes nos servirá de impulso para seguir mejorando. Y ese buen rendimiento puede convertirse, quien sabe, en un aumento de suelo, o incluso en un ascenso… Y todo por quitar de en medio los vasos de café vacíos y las distracciones de la mesa.
Tienes que reconocerlo. Tener tantas cosas encima de la mesa de trabaja nos provoca una sensación de agobio e incluso estrés que no es nada positiva para el buen desempeño de nuestras funciones laborales. Por eso deberías quitar de en medio todo aquello que no sea imprescindible para llevar a cabo tu trabajo, empezando por los restos de basura, papeles y demás. Puede tomarte algún tiempo, pero si lo haces a diario, justo antes de irte de la oficina, apenas tendrás que pasar unos minutos retirando y archivando lo que sea. Al día siguiente, al llegar al puesto de trabajo, lo encontrarás totalmente limpio y preparado para que puedas ponerte manos a la obra desde el primer momento. Ya sin agobios, sin estrés, con la sensación de que todo está perfecto y solo tienes que concentrarte en trabajar.
Hemos dado ya muchos motivos de peso para llevar a cabo esa limpieza y ese orden en nuestro lugar de trabajo, pero el más importante de todos es nuestra salud. Dar una imagen limpia y profesional es importante, claro está, pero por encima de todo estamos nosotros y nuestro bienestar. El dejar basura y envoltorios en el escritorio, o no limpiarlo a menudo, puede favorecer la aparición de bacterias muy cerca de nosotros. Esas bacterias seguramente acabarán por entrar en nuestro organismo, y si no estamos preparados, puede ser algo bastante complejo de solucionar. Por eso es mejor alejarlas lo máximo posible, haciendo algo tan sencillo como limpiar nuestro lugar de trabajo. No te costará demasiado y te ahorrará muchos disgustos, además de darte una sensación de tranquilidad y relax que no se paga con nada.
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